Ante El Enigma De Las Plantas Carnivoras.
Más allá de una curiosidad científica, las plantas carnívoras constituyen una rareza botánica que ha dado pie al morbo de la industria cinematográfica hollywoodense, al asociarlas con entes de gigantescas proporciones, devoradores de hombres.
Distribuidas por las regiones tropicales y subtropicales de todo el orbe, y también en los polos, son especies pequeñas e inofensivas que admiten el uso ornamental en el interior de los hogares.
Según la doctora Cristina Panfet, vicepresidenta de la Sociedad Cubana de Botánica, desde 1875, cuando Charles Darwin dio a conocer su libro “Plantas insectívoras”, se sentaron las bases para el estudio científico de esos fascinantes vegetales.
La también especialista del Jardín Botánico Nacional explica que, a diferencia de la mayoría de las plantas, las carnívoras tienen la capacidad de capturar o atrapar otros organismos vivos como fuente suplementaria de comida, pese a que elaboran sus propios alimentos mediante fotosíntesis.
Hay quienes conceptúan como plantas carnívoras a todas las que presentan numerosos tricomas glandulares que segregan sustancias pegajosas para capturar insectos, aunque no tengan enzimas o células especializadas para digerir y absorber, señala la doctora Panfet. Agrega que solo lo son aquellas que las atraen por su olor, color o néctar, tienen diferentes tipos de mecanismos para la captura a partir de modificaciones en sus hojas, y presentan enzimas digestivas que, junto a bacterias y hongos simbióticos, posibilitan la digestión y absorción de sustancias proteicas.
En el mundo se atesoran casi mil 600 especies (Temple 1989), incluyendo variedades, formas e híbridos pertenecientes a 13 géneros agrupados en seis familias. Entre ellas sobresalen el arco iris, la planta jarra, el atrapa moscas y el sacacorchos
